Activismo y protesta

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  • The Kiss 2 AP Artist Proof Giclee Print by Marwan Shahin

    Marwan Shahin Impresión giclée de prueba de artista The Kiss 2 AP de Marwan Shahin

    La obra de arte "The Kiss 2" es una impresión giclée de edición limitada en papel Photographique Rag del artista de graffiti de la cultura pop Marwan Shahin. La obra más controvertida de Marwan Shahin de la serie "BANNED", que aborda los derechos de la mujer en Oriente Medio. "El beso 2", 2018. 48 x 63,5 cm. Impresión giclée sobre papel Photographique Rag. Firmada, numerada y marcada como AP. Marwan Shahin – El beso 2 y la instrumentalización de la intimidad La obra «El beso 2» de Marwan Shahin, perteneciente a su serie «Prohibido», es una pieza provocativa y políticamente potente que confronta los tabúes sociales y la censura gubernamental en torno a los derechos de las mujeres y la intimidad en público en Oriente Medio. Lanzada en 2018 como una edición limitada de prueba de artista, firmada y con la marca del artista, impresa en papel fotográfico de algodón, esta obra de 48 x 63,5 cm utiliza líneas austeras, poses seductoras y una composición majestuosa para transformar un momento de afecto en un acto revolucionario. La pieza desafía directamente las arraigadas restricciones culturales al visibilizar la intimidad entre personas del mismo sexo, un tema a menudo silenciado o vilipendiado en las sociedades conservadoras. Con una composición que difumina la línea entre el amor y la resistencia, «El beso 2» presenta a dos mujeres veladas en un abrazo íntimo. Su conexión sensual se intensifica gracias a su vestimenta —medias de encaje, tacones altos, brazaletes dorados— yuxtapuesta al drapeado monocromático de sus prendas negras. Las figuras están inmersas en un fondo lineal e hipnótico que evoca profundidad y sensación de estar atrapadas. Es una metáfora visual de las rígidas estructuras sociales en las que se encuentran inmersas, pero su cercanía desafía el poder de esas restricciones. Serie PROHIBIDA y subversión cultural a través del arte pop callejero Shahin, artista egipcio multidisciplinario, ha alcanzado reconocimiento mundial con obras que fusionan influencias del grafiti, referencias a la cultura pop y rebeldía política. La serie BANNED, de la cual The Kiss 2 es pieza central, funciona como protesta e invitación, exigiendo visibilidad para las voces marginadas y exponiendo los mecanismos de represión. Su obra refleja la dualidad de peligro y deseo que caracteriza las expresiones públicas de identidad y sexualidad en entornos estrictamente controlados. Dentro del contexto del arte pop urbano y el grafiti, el estilo de Shahin combina la ornamentación de las artes decorativas islámicas con el trazo enérgico y la rebeldía del arte callejero. El resultado es un dialecto visual contemporáneo que permite que su mensaje trascienda fronteras. Shahin utiliza la estética del poder —contraste marcado, simetría y lujo— para criticar los sistemas que lo ejercen. Las cadenas en el marco no solo aluden a la esclavitud; reflejan las limitaciones impuestas a la libertad personal por el Estado y la sociedad. Arte callejero global con una voz de Oriente Medio Si bien la obra de Shahin ha alcanzado un gran reconocimiento internacional, permanece profundamente arraigada en su identidad egipcia. Su trayectoria artística comenzó en Alejandría, donde se sumergió en el arte callejero y el grafiti como forma de protesta durante la Primavera Árabe. Esa experiencia afianzó su convicción en el arte como medio revolucionario. A diferencia de muchos artistas occidentales de pop o grafiti que abordan el género con sátira o nostalgia, Shahin suele incorporar riesgos reales y urgencia sociopolítica en su práctica. «El beso 2» se ha convertido en una de sus imágenes más compartidas y censuradas, generando debates sobre visibilidad, intimidad y censura. Refleja la fuerza globalizadora de la cultura callejera sin perder su especificidad cultural. La habilidad de Shahin para infundir la energía disruptiva del grafiti en refinadas impresiones giclée le permite expandir el territorio del arte callejero a las galerías de arte sin perder su esencia subversiva. Recuperando la imagen prohibida En un mundo donde el comportamiento público de las mujeres suele ser objeto de escrutinio y manipulación, El Beso 2 invierte esa mirada. En lugar de ocultar el afecto, Shahin lo inmortaliza con exquisito detalle y un simbolismo denso. El beso se convierte en algo más que un instante: es una declaración. Las figuras con tacones altos no son objetivadas, sino empoderadas, proyectando sombras de seducción y solidaridad. A través de la lente de Marwan Shahin, lo prohibido se transforma en arte y lo personal en político. Su voz se une al coro de artistas urbanos y grafiteros contemporáneos que expanden el lenguaje de la resistencia mediante la cultura visual. El Beso 2 es una obra impresa, pero más que eso, es un mensaje que exige ser visto, recordado y difundido.

    $863.00

Activism & Protest Graffiti Street Pop Artwork

Activismo y protesta en el arte pop callejero y el grafiti

El activismo y la protesta han sido temas centrales en la evolución del arte urbano pop y el grafiti, transformando muros públicos, estructuras abandonadas y galerías en plataformas de resistencia social. Desde mensajes antiautoritarios pintados con aerosol en la infraestructura urbana hasta vívidas reivindicaciones de justicia en serigrafías, este género ha sido durante mucho tiempo la voz visual de quienes no la tienen. Artistas de diversos orígenes han utilizado su creatividad para visibilizar problemáticas como la guerra, la brutalidad policial, la desigualdad de género, la degradación ambiental y el racismo sistémico. La fuerza de la obra reside en su ubicación, su lenguaje y su accesibilidad. El arte vinculado al activismo suele aparecer fuera de los museos convencionales, lo que hace que su mensaje sea inmediato e ineludible para quienes transitan por los entornos urbanos. La naturaleza democrática del grafiti y la reproducibilidad de las técnicas del arte pop han permitido a los artistas difundir imágenes con fuerte contenido político por ciudades y continentes.

El lenguaje visual de la disidencia

El arte pop callejero y el grafiti emplean un lenguaje visual distintivo para comunicar urgencia y resistencia. Símbolos como puños en alto, alambre de púas, cadenas, escudos antidisturbios, megáfonos y tipografía llamativa se integran frecuentemente en murales, carteles y plantillas. Los artistas utilizan la repetición, el contraste y la iconografía para lograr el máximo impacto con elementos mínimos. Una simple plantilla de un niño sosteniendo un cartel, o un cartel serigrafiado producido en masa que proclama la libertad o la revolución, puede provocar la reflexión, impulsar la acción y atraer la atención de los medios. Esta concisión visual hace que el arte sea reconocible al instante y conecte con el público independientemente del idioma. Shepard Fairey, Banksy, JR y otras figuras de renombre internacional han utilizado estos métodos para introducir sus ideas políticas en el debate público, manteniendo la crudeza del grafiti y la cultura callejera.

Movimientos históricos y resistencia urbana

A lo largo de las décadas, el arte callejero activista ha reflejado y amplificado los movimientos sociales de base en todo el mundo. Durante las décadas de 1960 y 1970, el arte de protesta surgió con fuerza, impulsado por imágenes contra la guerra de Vietnam y reivindicaciones de derechos civiles en Estados Unidos. En Sudáfrica, surgieron eslóganes y murales contra el apartheid, asumiendo grandes riesgos. Más recientemente, movimientos como Occupy Wall Street, Black Lives Matter y las campañas por la justicia climática se han fortalecido gracias a los artistas de grafiti y los grabadores pop urbanos, quienes crean imágenes impactantes que se difunden rápidamente a través de las redes sociales e instalaciones públicas. Muros y túneles de metro se han recuperado como espacios de diálogo donde el arte funciona como megáfono y documento histórico. La calle misma se convierte en galería, archivo y campo de batalla para narrativas contrapuestas de poder y resistencia.

El papel del artista como agitador y aliado

El arte pop urbano y el grafiti no solo reflejan el activismo, sino que moldean activamente la conciencia pública. Los artistas se convierten en agitadores, aliados y educadores, difuminando a menudo la línea entre creador y manifestante. Al integrar mensajes en los barrios, en la ropa y en ediciones limitadas de grabados, crean una continuidad entre el activismo callejero y las bellas artes contemporáneas. Muchos artistas colaboran con las comunidades, aportando apoyo visual a las manifestaciones, imprimiendo carteles para las marchas y pintando murales que rinden homenaje a las víctimas o amplifican las demandas de justicia. La urgencia y la repetición presentes en los cánticos de protesta encuentran paralelismos visuales en los motivos recurrentes y las campañas de engrudo. Esta relación dinámica entre el activismo y el arte visual subraya la profunda conexión entre la creatividad pública y la acción política, y cómo el arte pop urbano y el grafiti siguen influyendo en la cultura mediante la confrontación directa con la injusticia.

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