Impresión de archivo de niño solitario 3 por Hikari Shimoda

Descripción

Solitary Child 3, Impresiones de pigmento de archivo de edición limitada en papel de bellas artes de 310 g/m² de Hikari Shimoda, artista callejero de graffiti, arte pop moderno.

Edición limitada de 50 ejemplares, firmada y numerada (2016). Tamaño de la obra: 12x12 pulgadas.

«Niño Solitario» es una serie de obras centradas en mi tema original: la inevitabilidad del Apocalipsis. En esta serie, presento un nuevo salvador para la humanidad: una niña mágica (Niño Solitario n.º 1) y un niño héroe (Niño Solitario n.º 3). En el mundo de mis pinturas, la humanidad ha perecido, como se aprecia en el fondo de collage, donde se manifiesta un caos generalizado. En estas imágenes, mis salvadores se encuentran con la raza humana agonizante. Tras la muerte del hombre, el mundo ha encontrado cierto alivio a la agitación que él provocó. Mientras tanto, la humanidad sueña egoístamente con una nueva felicidad en el más allá. En la mitología de mi obra, a medida que la humanidad es destruida, solo una figura permanece: el Mesías, representado como un niño. La niña mágica fue la primera en quedar sola tras la destrucción de la humanidad, abandonada a su suerte con la desesperación y el daño que dejó tras de sí. Sus ojos brillan con intensidad, pero su mirada está vacía. En contraste, los ojos de mi héroe permanecen cerrados. Con suavidad. Para él, todo en el mundo es muy caótico y abrumador. Siente toda la felicidad, la desesperación, la esperanza, la tristeza, todo… en tal estado que incluso el salvador del mundo debe cerrar los ojos ante ello. - Hikari Shimoda

Niño Solitario 3 Impresión de pigmento de archivo de Hikari Shimoda

Solitary Child 3, de Hikari Shimoda, es una vívida representación del simbolismo emocional y la narrativa postapocalíptica, plasmada a través del prisma del arte pop callejero y el grafiti japoneses. Lanzada en 2016 como una impresión de pigmento de archivo, firmada y numerada, limitada a 50 ejemplares, la obra mide 30,5 x 30,5 cm y está impresa en papel de bellas artes de 310 g/m². Esta pieza circular, al igual que su predecesora, Solitary Child 1, presenta a un niño como salvador espiritual tras el colapso de la humanidad. Sin embargo, mientras que la niña mágica de la primera entrega mira hacia afuera con ojos brillantes, Solitary Child 3 cierra los ojos al mundo, agobiado por su caos y tristeza.

El niño héroe como símbolo de sobrecarga emocional

La figura central es un niño pequeño con los ojos entrecerrados, la mirada perdida y las mejillas sonrojadas. Su tez pálida, casi fantasmal, contrasta con la vibrante energía del collage caótico que se extiende tras él. El niño viste una camiseta con estrellas y la frase «SOY UN HÉROE» estampada en el pecho. Esta frase no es una declaración de ego, sino una carga de responsabilidad en un mundo destrozado por el error humano. Con pequeños cuernos negros que brotan de su cabeza y una compostura solemne, el personaje oscila entre la inocencia y el atormentado mensajero divino. El universo de Hikari Shimoda existe en un espacio fantástico donde la estética infantil se impregna de profundos temas existenciales. El fondo de «El Niño Solitario 3» está repleto de estrellas de neón, pegatinas, criaturas inspiradas en el anime y desechos culturales. El caos visual simboliza la sobreestimulación de la sociedad moderna y los escombros que dejó su colapso. El niño mesiánico permanece en medio de esta devastación, absorbiéndola en silenciosa contemplación. A diferencia de los héroes que luchan con espadas o poderes, la resistencia de este salvador reside en su experiencia emocional interna.

Tensión estética entre lo kawaii y la catástrofe

Shimoda fusiona imágenes de la cultura pop japonesa tradicional con profundas inquietudes contemporáneas. La estética de su obra se inspira en gran medida en la sensibilidad kawaii —personajes adorables, motivos coloridos, asombro infantil—, pero filtrada a través de una lente de apocalipsis, duelo y ambigüedad espiritual. El personaje no sonríe. Sus ojos cerrados revelan la necesidad de aislarse del dolor del mundo, incluso cuando debe erigirse como su redentor. El artista invita al espectador a cuestionar qué significa la inocencia cuando existe a la sombra de la destrucción, y qué exige el heroísmo cuando el mundo ya ha llegado a su fin.

Iconografía pop transformada a través de la narrativa espiritual

Solitary Child 3 se inscribe en la nueva ola del arte pop urbano y el grafiti, fusionando técnicas pictóricas, estética manga y simbolismo conceptual. La obra de Hikari Shimoda desafía las ideas occidentales tradicionales sobre la representación de la infancia en la cultura visual. Aquí, el niño no es ingenuo ni ajeno a la realidad, sino profundamente consciente, espiritualmente complejo y emocionalmente abrumado. El uso de impresión con pigmentos de archivo sobre papel artístico grueso preserva tanto la viveza como la textura del original, permitiendo a los coleccionistas experimentar la intimidad y la fuerza de la visión de Shimoda. Esta impresión constituye una profunda declaración dentro del continuo mitológico de Shimoda. Le recuerda al espectador que, en medio de la ruina, la última figura en pie no es un político ni un guerrero, sino un niño: silencioso, perseverante y cargado con el dolor de un mundo caído.

Forma del producto

$298.00

    Solitary Child 3, Impresiones de pigmento de archivo de edición limitada en papel de bellas artes de 310 g/m² de... Leer más...

    • Impresión de archivo de niño solitario 3 por Hikari Shimoda
    • Año: 2016
    • Tamaño: 12 x 12
    • Firmado:
    • Edición de: 50
    • Impresión de pigmento de archivo en Papel de bellas artes de 310 g/m². no enmarcado
    • Artista: Hikari Shimoda
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    Descripción

    Solitary Child 3, Impresiones de pigmento de archivo de edición limitada en papel de bellas artes de 310 g/m² de Hikari Shimoda, artista callejero de graffiti, arte pop moderno.

    Edición limitada de 50 ejemplares, firmada y numerada (2016). Tamaño de la obra: 12x12 pulgadas.

    «Niño Solitario» es una serie de obras centradas en mi tema original: la inevitabilidad del Apocalipsis. En esta serie, presento un nuevo salvador para la humanidad: una niña mágica (Niño Solitario n.º 1) y un niño héroe (Niño Solitario n.º 3). En el mundo de mis pinturas, la humanidad ha perecido, como se aprecia en el fondo de collage, donde se manifiesta un caos generalizado. En estas imágenes, mis salvadores se encuentran con la raza humana agonizante. Tras la muerte del hombre, el mundo ha encontrado cierto alivio a la agitación que él provocó. Mientras tanto, la humanidad sueña egoístamente con una nueva felicidad en el más allá. En la mitología de mi obra, a medida que la humanidad es destruida, solo una figura permanece: el Mesías, representado como un niño. La niña mágica fue la primera en quedar sola tras la destrucción de la humanidad, abandonada a su suerte con la desesperación y el daño que dejó tras de sí. Sus ojos brillan con intensidad, pero su mirada está vacía. En contraste, los ojos de mi héroe permanecen cerrados. Con suavidad. Para él, todo en el mundo es muy caótico y abrumador. Siente toda la felicidad, la desesperación, la esperanza, la tristeza, todo… en tal estado que incluso el salvador del mundo debe cerrar los ojos ante ello. - Hikari Shimoda

    Niño Solitario 3 Impresión de pigmento de archivo de Hikari Shimoda

    Solitary Child 3, de Hikari Shimoda, es una vívida representación del simbolismo emocional y la narrativa postapocalíptica, plasmada a través del prisma del arte pop callejero y el grafiti japoneses. Lanzada en 2016 como una impresión de pigmento de archivo, firmada y numerada, limitada a 50 ejemplares, la obra mide 30,5 x 30,5 cm y está impresa en papel de bellas artes de 310 g/m². Esta pieza circular, al igual que su predecesora, Solitary Child 1, presenta a un niño como salvador espiritual tras el colapso de la humanidad. Sin embargo, mientras que la niña mágica de la primera entrega mira hacia afuera con ojos brillantes, Solitary Child 3 cierra los ojos al mundo, agobiado por su caos y tristeza.

    El niño héroe como símbolo de sobrecarga emocional

    La figura central es un niño pequeño con los ojos entrecerrados, la mirada perdida y las mejillas sonrojadas. Su tez pálida, casi fantasmal, contrasta con la vibrante energía del collage caótico que se extiende tras él. El niño viste una camiseta con estrellas y la frase «SOY UN HÉROE» estampada en el pecho. Esta frase no es una declaración de ego, sino una carga de responsabilidad en un mundo destrozado por el error humano. Con pequeños cuernos negros que brotan de su cabeza y una compostura solemne, el personaje oscila entre la inocencia y el atormentado mensajero divino. El universo de Hikari Shimoda existe en un espacio fantástico donde la estética infantil se impregna de profundos temas existenciales. El fondo de «El Niño Solitario 3» está repleto de estrellas de neón, pegatinas, criaturas inspiradas en el anime y desechos culturales. El caos visual simboliza la sobreestimulación de la sociedad moderna y los escombros que dejó su colapso. El niño mesiánico permanece en medio de esta devastación, absorbiéndola en silenciosa contemplación. A diferencia de los héroes que luchan con espadas o poderes, la resistencia de este salvador reside en su experiencia emocional interna.

    Tensión estética entre lo kawaii y la catástrofe

    Shimoda fusiona imágenes de la cultura pop japonesa tradicional con profundas inquietudes contemporáneas. La estética de su obra se inspira en gran medida en la sensibilidad kawaii —personajes adorables, motivos coloridos, asombro infantil—, pero filtrada a través de una lente de apocalipsis, duelo y ambigüedad espiritual. El personaje no sonríe. Sus ojos cerrados revelan la necesidad de aislarse del dolor del mundo, incluso cuando debe erigirse como su redentor. El artista invita al espectador a cuestionar qué significa la inocencia cuando existe a la sombra de la destrucción, y qué exige el heroísmo cuando el mundo ya ha llegado a su fin.

    Iconografía pop transformada a través de la narrativa espiritual

    Solitary Child 3 se inscribe en la nueva ola del arte pop urbano y el grafiti, fusionando técnicas pictóricas, estética manga y simbolismo conceptual. La obra de Hikari Shimoda desafía las ideas occidentales tradicionales sobre la representación de la infancia en la cultura visual. Aquí, el niño no es ingenuo ni ajeno a la realidad, sino profundamente consciente, espiritualmente complejo y emocionalmente abrumado. El uso de impresión con pigmentos de archivo sobre papel artístico grueso preserva tanto la viveza como la textura del original, permitiendo a los coleccionistas experimentar la intimidad y la fuerza de la visión de Shimoda. Esta impresión constituye una profunda declaración dentro del continuo mitológico de Shimoda. Le recuerda al espectador que, en medio de la ruina, la última figura en pie no es un político ni un guerrero, sino un niño: silencioso, perseverante y cargado con el dolor de un mundo caído.


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